lunes, agosto 13, 2007

Perez de Arce y la Subcontratación

Tengo la impresión que se pretende asumir una vez más, que los chilenos somos lerdos de mente y que es fácil hacernos comulgar con ruedas de carreta.

Todos los cambios drásticos – revolucionarios – que los gobiernos realizan, en cualquier sistema político que los sustenten, necesariamente tienen que tener un respaldo de fuerza –dictadura – pues por la naturaleza interesada de los humanos, beneficios para unos, son considerados perjuicios o costos para otros. Si son necesarios más escuelas, más hospitales, más carabineros, los gobiernos deben de obtener recursos para ello. Recursos son simplemente impuestos. Estos deben ser obtenidos gravando a quienes tienen capacidad de pagarlos. Estos contribuyentes se sienten afectados por nuevos pagos, aunque clamen por carabineros, escuelas, hospitales. Si las fuerzas laborales exigen mejores sueldos y condiciones de trabajo, se les otorgan. Los empresarios no pueden reclamar. Las regimenes dictatoriales simplemente aplican las medidas que estiman necesarias y adecuadas y no permiten reclamos. Igualmente si los estamentos empresariales necesitan bajar sus costos, les otorgan condiciones laborales que les beneficien y – en dictadura – los trabajadores no pueden reclamar. Igualmente logran tributaciones o legislaciones favorables. Por lo tanto lo que distingue a una dictadura no es la simple aplicación de leyes económicas, sino su temida capacidad de acallar a sus opositores.

La subcontratación de servicios, es una buena idea pues permite a una empresa dedicarse a sus especialidades o las áreas que domina, entregando a terceros labores para las que carece de espertice, pero que son necesarias para la marcha de su negocio. Que una clínica de servicios médicos, sub contrate la hotelería, por ejemplo, es lógico. Pero que un banco sub contrate los cajeros, no resiste ningún análisis. O que el supermercado subcontrate el aseo o los reponedores, es poco convincente pues son componentes directos de la presentación atractiva de lo a vender, actividad basal del supermercado.

Tratar de llevar problemas normales de una sociedad a un encuadre pseudamente político y descalificador, nos retrotrae a épocas que – algunos aún añoran – pero que mayoritariamente deseamos olvidar.

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