Sin duda alguna el convicto Iturriaga mantiene una de las principales características de los grandes perdedores. Esto de justificarse diciendo que tenía todo preparado y que su captura, era algo que él había planeado, debe avergonzar por su ridiculez a los verdaderos soldados chilenos, especialmente a aquellos cadetes de nuestras fuerzas armadas que está siendo formados como hombres íntegros, leales, responsables y patriotas.
Sin duda que los detectives debieron haber estado preocupados y cautelosos. Era un hombre entrenado en la siniestra Escuela de las Américas regentada por el Ejército Norteamericano para sacar lo más torcido del ser humano y ponerlo a disposición de quienes daban órdenes de mentir, asesinar, engañar, violar aniquilando a cualquier precio a opositores en cualquier lugar del mundo. Un fugitivo de la justicia que debió aprender el uso de las armas, pero que no fue capaz de usarla para justificar su histriónico video tipo Bin Laden, hacía necesario tomar los resguardos del caso. Para su fortuna, el perfecto accionar policial, permitió que conociéramos a un senil hombre que ridículamente quiso aparenta con un acento español que no era el convicto buscado. ¡Qué vergüenza para nuestras Fuerzas Armadas ¡ ¡ Qué baldón para su familia! Y ¿ Que tenía que dar explicaciones sobre la dama que le acompaña diciendo que era su “pareja” y no su esposa? ¿Quién se lo estaba preguntado? Cobarde, poco hombre y roto desleal.
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