Agresión a Ministra Educación

Estamos con el mundo al revés. Estudiar en determinada Universidad significa, para algunos, no poder emitir opiniones. Terminaremos diciendo que solo podrán opinar quienes no hayan pasado por alguna Universidad, ya que cada cual, por una razón u otra se sentirá autorizado para negar el derecho a opinión de los universitarios todos.
Que Carabineros agrede a los estudiantes con palos y guanacos. Aún no se ha publicado la foto o el video de Carabineros mojando o apaleando a estudiantes en sus salas de clases o patios de sus colegios o escuelas durante los recreos. Lo que si todos hemos visto a muchachos encapuchados obstaculizando la libre circulación de personas y vehículos, negándonos al resto de los ciudadanos no involucrado en sus acciones a desplazarnos con la libertada que da el vivir en una democracia. Los hemos visto destruyendo modestos kioscos, locales comerciales, bienes nacionales de uso público, destruyendo instalaciones de sus propios colegios, golpeando por la espalda alevosamente a Carabineros o lanzando bombas incendiarias a los vehículos policiales. ¿Qué debe hacer Carabineros? Si un muchacho encapuchado en medio de una “marcha”, destruye mi fuente de trabajo, violentando vitrinas, exigiré con amparado derecho que Carabineros detenga a ese malhechor armado de piedras, garrotes y bombas molotov. No creo que nadie piense que el policía le dirá “ joven, tenga la bondad de acompañarme porque lo pondré a disposición del Tribunal por destruir propiedad privada” Si unos desalmados agraden a una Ministra de Corte cuando trata de circular en su vehículo, ejerciendo un derecho legítimo, ¿Qué les dirá Carabineros? ¿Por favor niños no molesten?
Y al Presidente del Colegio de Profesores (¿cómo se sentirán sus colegas?) parece olvidar que hace unos años quien fuera Presidente histórico de su Partido Político, lo sacaron de debajo de una cama cuando, olvidadas todas sus bravatas libertarias, calló miedosa y cobardemente. La democracia no se conserva con agresiones ni con irrespetuosas palabras. Se conserva con acciones cuerdas, potentes, consensuadas y por sobre todo, respetuosas. Nadie respeta a quien no sabe respetar.