lunes, abril 14, 2008

Sobre Carta a El Mercurio de Diputado Monckeberg

Señor Nicolás Monckeberg Díaz.
¡Qué suerte la suya que le aceptan más de 350 palabras en su escrito!
Varias veces he sentido mucha vergüenza ajena al escuchar sus diatribas contra todo aquello que huela a Gobierno. Su prepotente insolencia para referirse a las autoridades elegidas en conformidad a una legislación vigente, legislación que AHORA usted dice defender, no contribuye para nada mantener la democracia pues solo pavimenta el camino para volver a una situación que engendró un régimen en el cual usted – ni ningún chileno – tenía la más mínima posibilidad de decir lo que usted expresa ahora de las autoridades. Pero usted no se detiene ahí. Descalifica el derecho de las mujeres a exponer un principio que no debiera ser sometido a su vulgar censura como es que ellas manifiesten que “son dueñas de sus propios cuerpos” ¿O es usted el administrador plenipotenciario y apostólico de los cuerpos de las mujeres? ¿Tampoco nadie, si el consentimiento de usted, tiene derecho a decidir lo que a cada uno le compete? ¿Es tan obsesiva vuestra sumisión a los principios dictatoriales que lo lleva a mofarse de la sola expresión de libertad de pensamiento y decisiones personales de las mujeres?
¿Cómo defiende el TC el mandato constitucional del derecho a la vida si permite la utilización de la PDD solamente a quienes puedan costearla? ¿Es esto algo racional y de sentido común para usted? Nadie pide al TC se tape los ojos. Se los auto tapó para satisfacer talibanismos y fundamentalismos de una de las muchas – todas respetables – creencias religiosas y, principalmente, para demostrar un abuso de poder, lógicamente que tomando los resguardos para que su feligresía, sin restricción económica, pudiera usar cuando quisiera de la PDD.

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