sábado, abril 05, 2008

Más y Más explicaciones de lo Inexplicable PDD

Estamos siendo atiborrados de explicaciones legales a favor y en contra de la PDD. Se está haciendo costumbre que los problemas éticos, científicos o de determinaciones que corresponden a las conciencias de los seres humanos sean tratados, definidos y normados por gente especializados en Derecho.
Lamentablemente es posible comprobar como estos profesionales actúan regidos por principios políticos. Nadie se admire. Cuando es necesario nombrar un Fiscal, un Ministro de Corte, o para el TC, los interesados hacen campañas en los sectores a que son afines. En los medios periodísticos se agregarán a los datos del elegido, su tendencia política. Es posible prever los resultados de las causas sometidos a sus dictámenes o resoluciones. Esta inmoral situación compromete tanto al Gobierno como a la oposición ya que tranzan los nombramientos para tener votos seguros cuando los “seleccionados” deben cumplir sus labores.
Los Ministros Bertelsen y Navarro, sabían que su posición era controvertida por anteriores actuaciones en el tema. El Ministro Navarro, cumpliendo con un principio ético, se excusó. Sin embargo el Ministro Bertelsen, actuó en la materia emitiendo su voto.
El uso de la PDD es un tema llevado mañosamente a un problema religioso, siendo un problema científico, de salud – en el amplio sentido – y se solazan emitiendo opiniones para disfrazar sus obligaciones partidarias. Ya está bueno de volteretas y rebuscadas explicaciones. El fallo del TC es tan absurdo como inmoral pues la PDD no se prohíbe. Solo se impide que el Estado la proporcione gratuitamente a las mujeres que la necesiten. Si tiene el dinero necesario, puede usar la PDD. Si no lo tiene condénese a esa victima de ultraje y a aquella menor que ha actuado impulsada por el medio en que vive o por la falta de un hogar. Agréguese a la condenada una condena adicional para aquel niño que no se pudo evitar procrear antes que fuera vida. Así mismo deberán cumplir condena de por vida, sufriendo el rigor de una sociedad que no les entrega el apoyo, la educación ni mucho menos una moral ejemplar.

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