sábado, abril 19, 2008

Resumen del TC y la PDD

Cuesta intervenir en debates donde priman las ofensas, las tergiversaciones, la intolerancia y las falsedades. Si a esto le sumamos la majadera reiteración de añejos decires para mutuas descalificaciones, nos obligamos a plantear, con respeto, algunas interrogantes y puntos de vista pues – en caso del silencio – se podría considerar que estamos contestes con vivir en una sociedad donde prima la atrevida ignorancia y la incapacidad de dialogar.
Nadie aclara la razón que tuvo a la vista el TC para determinar que el uso de la PDD solo queda permitido para aquellas mujeres que, en una libre y personal decisión, deciden su utilización y tienen los medios para adquirirla. En este caso no valen las sesudas consideraciones científicas, ni las rebuscadas consideraciones morales, ni Diosito.
Es muy atendible que quienes tienen una opinión para que no se use la PDD, la expongan y debemos tener la capacidad para respetar dicha opinión. Lógicamente que estos opinantes deberán dejar constancia que no están de acuerdo con el TC pues no prohíbe la PDD, sino su distribución en los Centros Hospitalarios en forma gratuita.
Quienes están de acuerdo con el uso de la PDD, y exponen sus planteamientos, recibirán, también, el respeto nuestro a sus ideas. Como estos opinantes no están de acuerdo con al fallo del TC, nos encontramos que nadie concuerda con el fallo, salvo que me encuentre en un error y quienes adhieren al fallo, aceptan la discriminación por la capacidad económica de quienes necesiten utilizar la PDD.
Si le sumamos el accionar del Ministro Bertelsen, quien estimando que sus actuaciones anteriores podrían ser controvertidas, no toma la lógica y ética medida de no participar (como lo hizo otro Ministro en similar posición) y entrega la decisión de lo que él debe hacer, a sus pares.
Resumimos que nadie concuerda con el fallo y, el comportamiento ético de uno de sus miembros, resta autoridad al propio TC.

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