martes, septiembre 23, 2008

No Olvidemos al Libertador don Bernardo O'Higgins Riquelme El Insular 25 Agosto 2008

Con preocupación y extrañeza, comprobamos que en algunas escuelas, el jueves 20 de Agosto no hubo la más mínima indicación recordatoria que ese día se cumplían 230 años del nacimiento del Libertador don Bernardo O’Higgins Riquelme. Con esas actitudes podemos comprender la razón por la cual el Libertador O’Higgins no resultara nominado para figurar dentro de los diez personajes considerados como chilenos destacados por profesores y alumnos de este país.
La historia nos señala que el Libertador fue un hombre de sólida y variada educación. Sus años de aprendizaje en Europa lo llevaron a comprender como se establecía en el mundo, la luz que empezaba a despejar el oscurantismo que, por siglos, se había impuesto bajo la tutela de la religión con el objetivo que los hombres no racionalizaran lo que los nuevos conocimientos, las artes, la investigación, las ciencias, iban develando y que empezaban a desmitificar la impuesta obligación de creer solo en el hacer divino. El hombre estaba amenazado, bajo la pena de tormentos eternos, si osaba dudar que la Tierra era plana y centro del universo. O’Higgins, en ese despertar que propiciaba que el hombre pensara, dudara, estudiara, utilizara su cerebro para investigar y preguntar, fue educado con apego a los conceptos del catolicismo. Pero también aprendía de otras ramas del cristianismo. Comparaba. No le era fácil aceptar en su mente que solamente lo religión católica, apostólica y romana, podía tener un Dios verdadero y que otras religiones que venían de milenios antes que la católica, estuvieran erradas y sus adeptos sujetos a la condenación eterna, como aprendía en su fe católica. Sus dudas, no le hicieron perder jamás el apego a su fe, pero la tolerancia se había asentado en sus basamentos filosóficos. Francisco Miranda, venezolano avecindado en Londres, lo instaba a estudiar, a leer a intelectuales y filósofos que sembraban la semilla de la igualdad, la libertad y la fraternidad del hombre. O’Higgins, estudiaba, leía, comparaba y como ser pensante, lograba sus propias conclusiones.
Igualmente recibió de Francisco Miranda las primeras enseñanzas y planteamientos para lograr que los países, al igual que los hombres, fueran libres de tomar aquellas decisiones que significaran el progreso para sus habitantes. No podía seguir aceptándose la dominación española en América. No podían los criollos seguir tributando y rigiéndose por leyes que le eran extrañas en su génesis. No podían seguir encasillados por normas y exigencias al comercio que se les imponían desde España. O’Higgns muy joven comprendió que él, como un ciudadano nacido en territorio chileno, debía luchar, organizar, convencer junto otros patriotas chilenos y americanos, para obtener países libres y soberanos. El nacimiento del movimiento emancipador americano organizado, permite a O’Higgins tomar parte activa en el.
Tenía España en América el dominio del comercio por parte de insulares y criollos de gran fortuna, la fuerza de sus ejércitos, el poder gobernante, el apoyo incondicional de la Iglesia Católica la cual propalaba que la oposición al Rey era cosa del demonio y que ofendía a Dios, llevando al infierno a quienes apoyaran la idea libertadora. Con todo este poder organizado y amenazante, los patriotas debían actuar con sigilo. Dentro del conjunto de patriotas americanos había una importante cantidad de miembros de la Orden Masónica que consideraron conveniente establecer una organización con un sistema operacional, una normativa, una regulación, con alguna similitud a la que la Orden tenía en sus prácticas de organización reservada. Se crearon, entonces las Logias Lautarinas, entidad eminentemente política y cuyo único objetivo era la independencia de América. Nunca fueron Logias Masónicas ni la Orden Masónica tuvo ingerencia o participó en ellas, por estarle expresamente prohibido actuar como institución en grupos políticos, sociales o religiosos. Sí, sus creadores y muchos de sus miembros eran patriotas que pertenecían a la Masonería. Igualmente dentro de las Logias Lautarinas existieron destacados y muy patriotas miembros del Clero, corriendo grandes riesgos pues, como está dicho, la Iglesia luchaba denodadamente contra cualquier asomo de ideas emancipadoras. También fueron miembros de las Logias Lautarinas eminentes patriotas de gran fervor católico.
Fácil es comprender que la lucha de los patriotas era contra un adversario muy dispuesto a que no se alterara el régimen colonial para seguir manteniendo sus prebendas, títulos nobiliarios, fortunas, negocios y poder. Dentro de ese contexto se elucubraban siniestras historias desprestigiadoras en torno a las Logias Lautarinas y sus integrantes. Tal era el poder de influencias de los opositores a la libertad de los pueblos, que ese odio soterrado, se puede encontrar hasta el día de hoy. La absurda polémica entre partidarios de O’Higgins y de Carrera, no muestra nunca la objetividad de los hechos ni las realidades vividas en esa época por sus actores. Cuando se pide a muchachos que averigüen sobre los últimos años de José Miguel Carrera en Argentina, se llevan una mayúscula sorpresa y les cuesta asimilar la información de los historiadores. Cuantas veces escuchamos a personas que suponemos cultas declarando con mucha soltura que O’Higgins mando matar a Manuel Rodríguez. Esas mismas personas se asombran cuando leen el ofrecimiento del Libertador a Manuel Rodríguez Eldoizar para que asuma como Embajador en los Estados Unidos.
No podemos desconocer que hoy, y ya por décadas, los chilenos nos encontramos dolorosamente divididos. Esta perturbadora división, sin duda alguna, ha sido creada artificialmente, hoy y ayer, por los actores dueños del poder y que les interesa se viva en la incertidumbre pues así nunca se logra la paz que permite dialogar fraternalmente en torno a los problemas que afectan a la sociedad. Un bando culpa al otro de esto y aquello. Siempre son los otros los que roban. Siempre son los otros los que abusan.
Los chilenos hemos estado a merced de grupos que nos zarandean y nos llevan para un lado y otro. Permanentemente estamos asumiendo posiciones extremas e intolerantes y no caímos en cuenta que somos meros títeres bombardeados sin tregua para que pensemos y actuemos asumiendo posiciones que ni siquiera comprendemos.
Eso parece que pasa con nuestro Gran Libertador don Bernardo O`Higgins Riquelme. Se ha logrado que nos olvidemos de él. Que se adentre en los niños la idea que no fue un hombre bueno, que no fue profundamente religioso. Que olvidemos puso la fortuna legada por su padre don Ambrosio – sobre 26 mil hectáreas de la hacienda Las Canteras con más de cuatro mil cabezas de ganado –a disposición de la causa libertadora.
Jamás ha logrado perdonar la oligarquía a O’Higgins que les eliminara sus títulos de nobleza, que terminara con la esclavitud que los servía, que les impusiera tributos para mantener los ejércitos que lucharon hasta liberar la Patria totalmente con la incorporación de Chiloé a la soberanía de Chile. Difícil ha sido que le perdonen su amplia tolerancia religiosa. Que no siguiera tributando para mantener la Inquisición en Perú. Que mandara un emisario ante el Papa solicitando cambios en el ordenamiento y dependencias del Clero Católico. Que creara cementerios para los no católicos. Que ordenara eliminar la frase en su Primera Constitución que podría limitar el desarrollo de otras creencias religiosas. Que lograra la libertad de Chile.
¿No sería más lógico que aprendiéramos de O`Higgins su amor a la Patria, su tolerancia, su cultura, su entrega a la causa del progreso de Chile? ¿No debiera ser una tremenda obligación escolar el estudiar a fondo la vida, los hechos, la historia de los Padres de la Patria? ¿No deberíamos saber bien cuándo fue la Declaración de la Independencia de Chile? Y ya que la fecha está cercana y así como algunos Profesores se olvidaron de recordar el natalicio de O’Higgins con sus alumnos, ¿No sería conveniente que les enseñaran lo que realmente ocurrió el 18 de Septiembre de 1810?
Dediquemos algunos minutos a pensar en este hombre excepcional que nació hace 230 años, pero la Patria que ayudó a forjar, aún es libre y nos cobija. Agradezcámoselo.

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