Accidente de Nelson Bahamondes

Si Chiloé y Aysen tuvieran una gran cantidad de votantes, con seguridad existirían vías terrestres para la necesaria función de trasladarse y transportar. Se sufren los rigores del abandono del Estado y de los figurones políticos que solo aparecen para provocar controversias llamativas o para proponer soluciones tardías. Por otra parte veíamos en televisión al funcionario de la mal llamada Dirección de Aeronáutica CIVIL – que no es otra cosa que un pituto de la FACh – explicando que se “estudiarán medidas para que las aeronaves pequeñas también lleven bengalas”. Esa sola explicación demuestra que la DGAC debe estar en manos competentes, especialmente de profesionales con conocimientos de transporte aéreo. El “buen criterio de la FACh para no continuar operando ese día”, obedece única y exclusivamente al tipo de operaciones que le correspondía realizar. No tenían que trasladar un enfermo, realizar labores de búsqueda o salvamento o un entrenamiento propio de su actividad. Diferente era la situación del avión accidentado. Las personas necesitan trasladarse y las condiciones de tiempo reportadas y vigiladas por la DGAC permitían el despegue. Se olvida que un Piloto debe tener un plan de vuelo autorizada por la DGAC para despegar. TODOS los días los Pilotos que vuelan la zona enfrentan condiciones adversas para cumplir su necesaria misión. Si no lo hicieran, la actividad en la zona estaría basada en semanas de uno o dos días. Si hubiera caminos, sin duda alguna que los Pilotos Comerciales Chilenos no tendrían que arriesgar sus vidas para desarrollar su misión en Chiloé y Aysen. Si existieran aeródromos de alternativa en cantidad adecuada a las condiciones y topografía de la zona, no lamentaríamos inútiles pérdidas de valiosas vidas. Los Pilotos no necesitamos más reconocimiento que el que le demostraron sus pasajeros a don Nelson Bahamondes. Quienes objetan la decisión de volar ese día, es porque nunca han visto a una madre en La Tapera o Fachinal, implorando al Piloto para que traslade a su hijo enfermo en medio del temporal diciendo que prefiere el riesgo que muera en el esfuerzo que tenerlo agonizando en sus brazos.