Argumentos falaces para defensa ilógica

Es comprobable con facilidad que estos blogs - que nos permite graciosamente El Mercurio - lamentablemente son muy poco visitados, y, utilizados solamente por algunos pocos que, al parecer, disponemos, o nos hacemos, algún tiempo para expresarnos. Prueba de ello es que los nombres de los posteros se repiten una y otra vez, lo que sería muy bueno si se agregaran cada día más opiniones para conocer otros puntos de vista. Creo que ya sabemos las posiciones políticas, filosóficas y religiosas de la gran mayoría de nosotros, lo que con seguridad torna monótono y reiterativo este intercambio de ideas. No me pronuncio sobre expresiones ofensivas, descalificaciones al por mayor, intolerancias de todo tipo, datos tergiversados o simplemente falsos, expresiones insolentes y prepotentes, pues prefiero quedarme con aquellas opiniones, la mayoría, que exponen ideas claras, o aclaratorias, datos fidedignos que ayudan al debate, concepciones que sirven para aprender, en fin posiciones que podemos no compartir pero que respetamos pues reconocemos que podemos ser nosotros los equivocados.
Todo esto para consignar que, ateniéndome al fondo concluyente de la nota original, las personales convicciones hacen derivar la cuestión por caminos ya tantas veces recorridos, olvidando este interesante sendero.
Es sabido que los comerciantes de cadenas de farmacia, expenden la conflictiva PDD en otros países. Por otra parte, estos comerciantes al responder el porque no la expendían en Chile, incumpliendo las normas que rigen ese comercio, fueron muy claros y precisos al informar que era por haber experimentado problemas de abastecimiento. Nunca han dicho formal u oficialmente que incumplían la norma por “razones de conciencia”. Este planteamiento solamente ha sido creado y esgrimido en forma muy concertada y publicitada por quienes deben tergiversar los hechos para encontrar argumentos que pudieran apoyar sus posiciones.
Avalando lo dicho al inicio de lo poco leído de estos blogs, se puede comprobar que nunca autoridad alguna ha respondido muy serias, fundadas y precisas denuncias sobre incumplimiento de obligaciones. Especialmente las ineficientes Superintendencias de Bancos y la de Valores y Seguros.