jueves, noviembre 08, 2007

Seguimos con la Píldora y las Conciencias

Sabemos lo elemental de las libertades individuales, esto es que no pueden sobreponerse, mi libertad termina donde empieza la libertad del otro. Nuestra normas de vida, convivencia, son productos de lo que la conciencia nos dicta en función de principios de la ética y las normas morales que hemos aprendido de enseñanzas, de la lógica y de las convenciones sociales. Todo esto no es nuevo para nadie. Lo novedoso es que se olvide tan fácilmente y descalifiquemos con virulencia o sarcasmos a quienes no piensan como nosotros. En los lugares de discusión, como estos blogs, llaman la atención a que en ellos podamos disfrutar de conocimientos nuevos, aclaraciones o simples ideas, pero también suframos la intolerancia, los fundamentalismos religiosos, diálogos de sordos, falsedades y tantas otras actitudes que impiden se logre el objetivo de conocer opiniones e ideas para acrecentar nuestros conocimientos o, revisarlos al tenor de estos nuevos antecedentes. Llama la atención que personas cultas usen el concepto de la libertad de pensamiento, justamente para negar esta libertad básica a los demás. Si juntamos las polémicas sobre variaciones para el tema de la PDD, podríamos resumir, a mí entender, lo siguiente:
1.- No existe acuerdo para considerar si es abortiva o no (Yo pienso que no lo es)
2.- Su solicitud en un policlínico o su compra en una farmacia, es un acto enteramente voluntario.
3.- La PDD es una solución ofrecida ante una acción violenta de terceros (violación) o irresponsable, cuando son jóvenes que fornican sin considerar las consecuencias.
4.- Su solicitud o compra por parte de una menor sin el conocimiento de nosotros, sus padres, es el resultado que tampoco nos informaron de su actividad sexual. Sin duda alguna es una tremenda falla en lo que enseñamos a nuestros hijos, de lo cual Gobierno alguno tiene culpa.
5.-Pienso no continuará la polémica referente a la negativa de los comerciantes farmacéuticos a venderla en sus locales - para algunos por “objeciones de conciencia” - al tenor por lo declarado por los propios comerciantes.

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