viernes, noviembre 09, 2007

Insistimos en la Creación del Ombudsman

Hasta donde mis conocimientos alcanzan, la honradez, la probidad y el nuevo término transparencia, carecen de grados o matices. Se es honrado, se es probo y se es transparente. No concibo ser “algo honrado” “muy probo” o “poco transparente”. Por lo tanto quienes no tienen en sus moralidades estas concepciones, son simplemente ladrones, esquilmadores o aprovechadores, gestores, tramitadores. Esto tiene, lamentablemente, aplicación por denigrante asimilación de las malas costumbres de sus responsables, a las instituciones.
Por otra parte las instituciones, empresas y organismos tienen – o deben tener- sistemas contralores internos para mantener sus actividades encuadradas a los marcos institucionales y legales. Si duda de interpretación hubiera, está la Contraloría General de la República cuando está involucrado un ente del Estado. Si son privados, los Tribunales de Justicia.
Pero como todos dudamos de todos, hemos creados instancias de largos nombres como las Superintendencias de esto, aquello y lo otro. Ahora que comprobamos la ineficiencia y displicencia de estos larginombre entes para cumplir sus deberes fundamentales, cuales son cautelar los intereses del ciudadano exigiendo a sus controlados mantenerse dentro de la legalidad (¿Y los Tribunales?) necesitamos crear otra instancia para “velar por la transparencia”
¿No será más transparente que las mentadas superintendencias cumplan con sus obligaciones con los ciudadanos? ¿No será más transparente apoyar a la Contraloría General en su labor con las empresas del estado?
Si realmente se desea ser transparente, y más que transparente, honesto simplemente, debiera todo el Gobierno y sus blindadores poner el máximo de esfuerzo en sacar la ley para crear el Ombudsman. No hay elemento más contundente para terminar con la sonriente y displicente dictadura que nos gobierna, que el establecer una figura capaz de terminar con la incapacidad, la indolencia, la prepotencia y la poca transparencia de los organismos del estado – incluyendo sus super super, que la figura del Ombudsman.
Terminen las doctas – aparentemente – pero poco productivas y contradictorias disquisiciones sobre nada que ya no esté funcionan, pero mal y con desdén hacia el ciudadano.

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