jueves, noviembre 15, 2007

Dele con la PDD. Respuesta en el blog de El Mercurio

A Inge y Fernando:
No es patrimonio exclusivo de un grupo de una respetada comunión religiosa el derecho a la vida y su defensa irrestricta, desde que esta se inicia hasta su muerte. Todo ser humano, por naturaleza defiende la vida. Coincidimos en eso totalmente. Donde se discrepa es como se considera, científicamente iniciada una vida humana. Creo se debe definir solamente científicamente esta basal función. Los misticismos religiosos, que si son tolerantes merecen nuestro respeto, serán valederos para quienes suscriban sus adhesiones a esta idea. Avalan las definiciones de la ciencia para el inicio y fin de la muerte, el que ya no usemos el espejo para ver si se empaña o no para definir el fallecimiento de una persona. Hoy, universalmente, se siguen las indicaciones que la ciencia a determinado para definir la muerte.
Con referencia a la PDD, quienes no aceptan las explicaciones científicas del organismo mundial – apolítico y sin presiones de autoridades religiosas alguna – que determina que no es abortiva, fincan su oposición en el momento que este químico actúa para impedir el embarazo. Y la discusión se entraba por la ya dicho: ¿cuándo se inicia la vida?
Escribió el jesuita Felipe Berríos el sábado recién pasado en la revista de El Mercurio: “No habiendo un dato científico unánime, no cabe un juicio moral taxativo. Si cabe un juicio moral prudencial.” Continúa Berríos, como cura católico, con su posición, que estima – en la duda de algunos -se debe priorizar la idea que es abortiva
No se está conculcando el derecho que tenemos los padres de educar a nuestros hijos.
Lo que sale de una apreciación subjetiva del tema es el calificativo de “imposición que atenta contra la libertad de conciencia”. Debo asumir se refieren a los comerciantes farmacéuticos que incumplían reglamentaciones vigentes. Parece ignoran que estos señores declararon que no la vendían por haber tenido problemas de abastecimiento. Nada dijeron de objeciones de conciencia que, curiosamente, ha sido argumentado por terceros, no por ellos.

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