AFP Estatal

Honestidad, honradez, moralidad, tolerancia, son cualidades personales de vida que, en sus aspectos positivos, permiten la convivencia social con normalidad y agrado. La tolerancia – que no debemos confundir con permisibilidad cómplice – encuadra los intercambios de opiniones dentro de marcos adecuados para comprender posiciones diversas, que pueden ser divergentes, pero que serán respetadas, sin que deban ser compartidas.
Salirse de estas básicas armonías condicionantes, transforma cualquier intercambio de opiniones en una lamentable pérdida de tiempo, que, muchas veces termina en ofensivas diatribas o irrespetuosas frases, contra quienes detentan responsabilidades propias de un estado democrático. La crítica verdadera, documentada y hecha en lenguaje adecuado, es una acción positiva. Lo contrario es solamente llamadas solapadas y siniestras al caos y a la destrucción del sistema democrático.
Me he permitido estas disquisiciones con la esperanza de centrar el tema en el marco que le corresponde.
No considero que el sistema provisional AFP tenga un “singular éxito” como tal. El éxito singular es el resultado económico para los dueños de las administradoras. Para los afiliados no lo ha sido en lo absoluto si nos atenemos a los valores que recibirán al momento de jubilar. La devolución de lo ahorrado por cada uno de los cotizantes - en esto consiste la jubilación – lo será por un plazo determinado. Esta es una de las fundamentales diferencias con el sistema provisional solidario anterior, cuya jubilación se cancela reajustadamente mientras el cotizante viva. Comprendiendo lo riesgoso del esquema con administradoras, su sagaz creador – José Piñera – estableció que es el Estado quien debe responder si el sistema es incapaz de entregar un monto mínimo de jubilación (¿?) Por eso llama la atención que no se acepte la creación de un AFP del Estado, siendo que es este, el que debe responder por TODAS las AFP que sean incapaces de entregar una pensión mínima a sus afiliados. ¿Cuándo se produce esto? Pues cuando las administradoras no han sido capaces de realizar una buena administración de los fondos que los afiliados le han confiado para asegurarse una jubilación digna.