Libertad de Información sin Libertad de Expresión, no Funciona

Resulta grato leer opiniones ponderadas, no basadas en falacias, invenciones o falsedades. Se podrá discrepar de algunos puntos, parte importante del objetivo de quienes publican o leen opiniones de terceros, pero las opiniones centradas y sobre temas que se dominan, siempre nos dan un saldo positivo.
Estimo la libertad de información plena debe llevar consigo la libertad de expresión. Lamentablemente esto no ocurre y debemos estar sometidos a recibir tamizadas informaciones, sin capacidad ciudadana de obtener informaciones desde más allá de los poderes económicos y políticos, los que – para aumentar más nuestra orfandad en la materia – son o están férreamente unidos.
Algunos creen que tenemos libertad de expresión, señalando que los medios son de propiedad de empresas con diferentes intereses económicos-partidarios. Es totalmente comprobable que esto no es efectivo. De dos conglomerados políticos, especialmente y lejos, de aquel ligado a las grandes empresas, emanan los propietarios de los medios de comunicación. Si esto fuera poco, el entrecruce de personajes ligados a ambos grupos económicos-políticos, llega a producir asombro y es la explicación que el ciudadano común no tenga la libertad para leer o ver sus inquietudes, opiniones, denuncias o consultas. El Mercurio brinda un espacio para tener expresiones ciudadanas, en los blogs sobre crónicas, opiniones y cartas del público. No tiene más censura que mantener un lenguaje adecuado y sin ofensas, lo que es conveniente, al tenor de otros blogs. Sin embargo, las opiniones que se vierten en ese espacio, no tienen importancia alguna para nadie, salva para quienes nos gusta ver escritas las nuestras. Nunca he visto una respuesta o aclaración, especialmente de políticos o instituciones del Estado que demuestre los blogs son leídos y considerados. Las Cartas a los Directores son total y absolutamente censuradas si expresan algo que pudiera afectar a lo que se llama la línea editorial, esto es, los intereses económico- político de sus dueños. Esto rige para todos por igual, The Clinic, El Mercurio, La Nación, La Tercera.
Sin libertad de expresión, la libertad de información cojea, lamentablemente.