miércoles, febrero 27, 2008

Enrique Mac Iver, y la Moralidad

“No sería posible desconocer que tenemos mas naves de guerra, mas soldados, mas jueces, mas guardianes, mas oficinas, mas empleados y mas rentas publicas que en otros tiempos; pero, ¿tendremos también mayor seguridad, tranquilidad nacional, superiores garantías de los bienes, de la vida y del honor, ideas mas exactas y costumbres mas regulares, ideales mas perfectos y aspiraciones mas nobles, mejores servicios, mas población y mas riqueza y mayor bienestar? En una palabra: ¿progresamos?”
Parte del famoso discurso de Mac Iver en el Ateneo de Santiago el 1 de Agosto de 1900. Si solo recordamos que al ser electo Diputado renunció a su cargo de Presidente del Banco Nacional para no sentirse limitado en sus funciones controladoras, tendremos a un hombre honesto con derecho a expresar opiniones sobre moralidad. Centrar su oposición a Balmaceda para descalificarlo, opaca este debate.
La corrupción en la generalidad de las veces, necesita de – a lo menos – dos personas o grupos para consumarse. El funcionario corrupto solo lucra cuando su contraparte recibe un beneficio indebido y le paga por ello. Ambos actores son igualmente corruptos. Lo que aparece como pagos ilegales efectuados por funcionarios del Mineduc, lo fuero para beneficio de personas u organizaciones privadas. Sostenedores. Los mismos que son tan ardorosamente defendidos para que continúen ejerciendo un negocio al vender educación. Cuando el Estado pone los fondos para que otro cumpla determinadas funciones que le competen – subsidiariedad del Estado para esto y aquello – se entrega, lamentablemente, el pasaporte a la corrupción. Si existiera honestidad, honradez, ética, los empresarios, de cualquier rubro, no se sentirían tentados a coimear a los funcionarios públicos corruptos. Si los entes del Estado cumplieran a cabalidad sus funciones y no actuaran displicentemente olvidándose por completo de sus obligaciones basales y sin respeto alguno por el ciudadano, no estaríamos con los mismos sentimientos que en 1900 señalaba Enrique Mac Iver.
Para que prospere un funcionario corrupto, debe haber un privado corruptor. No lo olvidemos y centremos nuestras críticas en solo uno de los dos componentes de la nefasta corrupción.

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