miércoles, enero 02, 2008

Reglamento de las Subcontrataciones

La reglamentación debe ser técnica y no política. Se deben conjugar los intereses de los trabajadores y el de las empresas mandantes. Es de toda lógica que un banco, externalice sus servicios de casino y aseo. No lo es tanto cuando son servicios directamente relacionados con las actividades, como cajeros y servicios computacionales, en donde los trabajos son dirigidos por funcionarios del banco por la estrecha relación con el negocio.
Una abusiva relación empresa mandante y trabajadores de subcontratistas es la de agentes o dealers de empresas de telefonía móvil. isapres, seguros, etc. El llamar como agentes o dealers a terceras empresas es ocultar una subcontratación con el objeto de tener un elevado número de vendedores que compiten entre sí y, lo que es más grave, con la propia empresa mandante que mantiene departamentos de ventas, ofreciendo condiciones más ventajosas a los clientes importantes, por su directo poder de decisiones flexibles, obligando a los vendedores de los subcontratistas realizar extenuantes jornadas para con, esta desigual competencia, lograr ingresos mínimos.
Por otra parte los agentes subcontratistas, son presionados bajando las comisiones que son ofrecidas por las contratantes so pena de cancelar sus prestaciones, u ofreciendo más y más agencias. Los agentes deben bajar, a su vez, las comisiones a sus vendedores o contratar más de estos.
La perversidad del sistema tiene su más nefasta expresión en los servicios de liquidadores de siniestros que contratan las compañías aseguradoras. Estos servicios son prácticamente licitados y los prestan aquellos subcontratistas que logran efectuar liquidaciones más beneficiosas para sus mandantes, en directo perjuicio de los asegurados siniestrados. Para lograr sus metas, estos liquidadores actúan en forma estudiada, demorando los pagos por siniestros hasta llevar al asegurado, en su desesperada necesidad, acepte menguadas cantidades sin relación con los montos asegurados. Se podrá alegar que existe la Superintendencia de Valores y Seguros, pero esta institución es absolutamente inoperante y se atiene a transcribir los reclamos de los afectados a las compañías para enseguida remitirles lo que las aseguradoras se les ocurren responder.

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