miércoles, mayo 31, 2006

ENFRENTEMOS LA REALIDAD Y NO CONTINUEMOS MINTIENDO

Sin duda alguna la jornada escolar completa fue – en su gestación – una idea extraordinaria ya que no solo permitía que los alumnos se mantuvieran más tiempo bajo la tutela de sus liceos y escuelas, sino también un alivio al los presupuestos de bajos recursos pues lo niños recibirían sus almuerzos.

Hacer las tareas bajo la supervisión de sus profesores en forma metódica y ordenada. Realizar talleres de música, artes, deportes y otras actividades, en fin, complementar la enseñanza y separar a los niños de ambientes conflictivos como podrían ser las poblaciones en las que campea la droga y la vagancia. Igualmente es de considerar que las investigaciones y dudas propias de las tareas entregadas por los Profesores, tendrían la oportunidad de ser apoyadas por estos, especialmente considerando que por tiempo o menores niveles educacionales, les sería difícil encontrar en sus padres los conocimientos adecuados.

Para eso se hizo necesario disponer de más fondos, los que fueron aportados por el Estado, especialmente en equipamientos. Sin embargo, la gran maldición que pesa sobre la educación chilena, las traga-traga de los fondos para educación, las Corporaciones Municipales de Educación, no han puesto a disposición de las escuela y liceos esos recursos. Esa es la realidad. Mucho menos se han preocupado de mejorar las infraestructuras, en donde los alumnos puedan desarrollar estas actividades, en donde puedan almorzar con dignidad, junto a sus profesores.

La idea, las instrucciones y los fondos – puede que escasos – se entregaron. Sin embargo estos fondos pasaron a ser utilizados en la inútil burocracia municipal – de moros y cristianos – que ha encontrado en estas corporaciones una fuente de pagos de servicios políticos, de acumulación de ineptos e incapaces, sin ninguna preparación técnica en educación.

Pero no sería justo echarle la culpa al chancho cuando la tiene el que da el afrecho. Supervisiones ministeriales inadecuadas y – al tenor de lo que se puede comprobar – banales.

Se piden más recursos para las municipalidades, de todas las pintas. ¿Pero tienen estas las capacidades técnicas y profesionales para aplicar las normas que el Ministerio imparte y financia? ¿Tiene el Ministerio de Educación la capacidad contralora y de calidad para evitar burocracias, despilfarros y acrecentamiento de estos monumentos a la incapacidad, politiquería e ineficiencia?

Habría sido más lógico un paro nacional de Profesores señalando las falencias, muchas veces increíbles, de sus escuelas y liceos. No lo hacen por temor a que los mandamases dictatoriales de las Corporaciones de Educación Municipal, les den términos a sus contratos de trabajo. Debe ser tremendamente vergonzoso para estos Profesores ver como sus alumnos han sido capaces de arriesgarse por lo que ellos no hicieron por el cuestionable temor a perder sus trabajos.

Fraternalmente


Catón Chilote

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