domingo, marzo 19, 2006

Educación y Pobreza

Como todas las semanas, siempre con un retrazo de tres o cuatro días, leo con mucha atención En la Revista El Sábado de El Mercurio, la columna del señor Felipe Berríos, SJ y que a él le ha significado más de un dolor de cabeza por las reprimiendas que ha recibido de los Principales de la Iglesia Católica.
En su artículo " La Mesa Que Cojea " se refiere, el señor Berríos, al actualizado tema de la prueba Simce y a la relación de sus resultados con el nivel económico de los examinados. Como lo he manifestado en títulos anteriores, me es difícil centrar el mal resultado de la Simce en su relación con la desigualdad económica, sin que esto signifique sostener que no tiene relación alguna pues no soy experto en el tema, solo un usuario - mi "conchito" cursa este año 5ª básico en una escuela municipalizada - y me he interesado en el tema.
Nos dice el señor Berríos que en un alumno de liceo, el Estado invierte aproximadamente $ 30.000 mensuales en los municipalizados y en los subvencionados, unos $ 43.000. Los colegios particulares invierten en promedio $ 180.000. Estas cifras marcarían la diferencia en los resultados. Nos señala - en una opinión que me cuesta compartir - que no se deben considerar casos puntuales de gran rendimiento en escuela subvencionadas por tener profesores ejemplares.
Todos los profesores deberían ser ejemplares.
Retomando las cifras, creo es conveniente recordar que los colegios subvencionados, reciben el mismo monto por alumno que las escuelas municipalizadas. La cifra mayor señalada corresponde a los gastos en que incurren los sostenedores. Este mayor gasto, que no es un mayor costo por alumno, es el costo de inversión en infraestructura en que deben incurrir quienes desean lucrar con la educación (no deseo ser peyorativo en esto) y ,por lo tanto, obtener una justa utilidad por su trabajo e inversión. Las escuelas municipalizadas mediante inversiones de fondos municipales, aportes de la comunidad escolar, donaciones de particulares o de organizaciones de bien social, levantan las infraestructuras, las mantienen y las reparan.
Igualmente, los altos costos mensuales por alumno de los colegios pagados, no solamente reflejan lo invertido en la educación propiamente tal, sino también, en esos hermosos edificios que - no dudarlo - contribuyen al disfrute y lucimiento de los alumnos y apoderados, y finalmente, resguarda y acrecientan las inversiones económicas de los dueños.
No sería correcto negar que faltan medios para mejorar la educación. Nunca será suficiente lo que se invierta en ello, pero - por favor - no confundamos la amnesia con la magnesia. Lo que olvidamos recurrentemente y por las más diversas y contrapuestas razones, es que las inversiones que se necesitan son en creatividad (como la de aquellos pocos y extraordinarios profesores que destacan con sus escuela) en amor por la educación, inversiones en honestidad profesional, en responsabilidad administrativa.
Por eso me parecen tan importante las palabras escritas al final de su artículo por el señor Berríos : " Se necesitan que los mejores jóvenes entren a estudiar pedagogía. Jovenes que quieran servir a su país, que tengan verdadera vocación. "
Para Juan Enrique Froemel, doctor en educación y consultor de Unesco lo que hay que preguntarse -tras el Simce- es qué hace diferente a los tipos de escuelas que hay en el país. Además de los niveles de inversión y de los distintos estilos de administración, el experto indica que hay un elemento que caracteriza a las escuelas pagadas y las subvencionadas: “en ambas, quienes las administran pueden exigir y exigen a los docentes ser responsables y lo son ellos mismos, respecto de los resultados de sus escuelas”. En las escuelas municipales, en cambio, diversas cortapisas -sostiene- limitan la exigencia de esta responsabilidad. “Mientras esto no cambie, siempre existirá la posibilidad de que ni los directivos ni los maestros rindan cuenta por los resultados de sus alumnos y que puedan conservar su puesto independiente de que lo hagan bien o no. Curiosamente ésta es una de las raíces del éxito de sistema escolares cuya estructura es muy lejana del esquema privado, como es el caso de Cuba, donde cada director y maestro responde con su cargo acerca del éxito de sus alumnos”.

Fraternalmente

Caton Chilote

1 comentario:

Carolina Soto M. dijo...

Querido Chilote:

Me gustaría expresar mi humilde opinión respecto al tema de educación que se está planteando. Para partir me gustaría por un momento dejar de hablar de plata a la hora de hablar de profesionalismo en el ejercicio de cualquier profesión u oficio, ya que me parece un tema a lo menos rasca como excusa de los avergonzantes resultados de la prueba Simce, para mí, esto no es más que una medioridad galopante que aqueja a gran parte de mis colegas profesores, por lo tanto, es a ellos a los que me gustaría preguntar ¿ A esuchado usted Señor(a) profesor, alguna vez en su vida, a una cantidad importante de médicos esgrimir que el paiente se le murió por que no alcanza la plata para savarlo? ¿ Ha escuchado al arquitecto decir que se le cayó la casa porque le falto plata para mantenerla en pie?. No señores, eso no ocurre porque el profesional hace y da lo mejor de si mismo con los recursos con los cuales dispone, que por lo demás tampoco es tan poco.


Saludos

Carolina Soto M.