lunes, diciembre 22, 2008

¿Qué debemos hacer para avanzar y progresar en paz? El Insular dic 22

En estos días que todos nos impregnamos del espíritu generado por la celebración del nacimiento de Aquel hombre bueno que, según la creencia cristiana, vivió en su prédica al mundo y murió torturado en la cruz por defender el derecho a la fraternidad, la igualdad y la libertad para todos los seres del mundo, debemos pensar en cómo podemos contribuir a que se cumplan esos maravillosos principios de convivencia social, más allá de regalos y solo palabras de buenos deseos.
¿Qué debemos hacer por nuestras familias?
Sabemos que nuestra principal obligación es proporcionarles, con mucho amor y dedicación, una inmensa protección, esto es, la seguridad de una vida digna, con un trabajo decente y remunerado conforme a lo que la responsabilidad y especialización indique, en una vivienda adecuada, con una alimentación suficiente a los requerimientos individuales, con la certeza de contar con servicios asistenciales y médicos eficientes y oportunos, con una educación única y de similar calidad para todos los estudiantes y vivir en un medio seguro y con el respaldo de una justicia ciega a las influencias de poderosos. Con esto, que son nuestros derechos, debemos pensar como logramos que sean cumplidos por quienes corresponde. Para eso debemos recordar que estamos también obligados a cumplir nuestras obligaciones: llevar una vida que sea ejemplo para nuestros hijos, partiendo por el respeto que tengamos por nuestros mayores, por los educadores, por nuestros jefes y empleadores, por las Autoridades y por nuestro trabajo. Participando en actividades ciudadanas, desde los Centro de Padres y Apoderados, nuestra Junta de Vecinos, club deportivo, sindicato, Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja, y tanta otra organización de unidad y beneficio social y comunitario que nos permite adherirnos a lo que es más de nuestro agrado y cercanía.
Debemos romper la desidia de no participar en las elecciones para elegir nuestras Autoridades. El no estar inscrito en el registro electoral nos inhabilita para opinar y mucho menos para criticar a las Autoridades. Es ser solamente un ciudadano o ciudadana parcial, de segunda categoría. Muchas veces escuchamos que “la política es para los apitutados” “son todos unos corruptos” “no me interesa” y muchas otras expresiones. Sin embargo todas ellas llevan una tremenda contradicción pues, si estamos inscritos y votamos, hemos sido nosotros quienes los elegimos. Y si no votamos, no tenemos derecho a opinar pues no usamos nuestra opción legal de elegir. Es cierto que la política está cada vez más inservible e inadecuada para cumplir con los fines que les son propios, pero debemos hacer lo que corresponda y presionar para que esto cambie.
Un sistema electoral absurdo en el que no siempre es elegido el que la ciudadanía le ha otorgado más votos. Esta increíble situación es mantenida por aquellos políticos que hemos elegido erradamente. Son los mismos que no quieren que los chilenos que viven en el extranjero puedan votar. Son los mismos que con una minoría pretenden gobernar el país torciéndole la mano a la ciudadanía que eligió quien nos gobernara.
Esto es lo que debemos meditar para encontrar el ¿qué hacer? por nuestras familias. Cumplir nuestras obligaciones y hacer que se cumplan nuestros derechos.

¿Qué debemos hacer por nuestra Comuna? Ya algo hemos propuesto, elegir las Autoridades adecuadas. Estamos recién asimilando lo que han sido las recientes elecciones municipales. La campaña es mejor olvidarla. Todos contra todos. Desprestigiando, acusando, mintiendo, judicializando, prometiendo lo incumplible, pero sin escuchar una palabra de un plan sobre educación, salud, mejoramiento urbano, racionalización de los servicios municipales, nada de lo que realmente se necesitaba conocer. Para colmo, los parlamentarios de la zona, uno haciendo falsas promesas y el otro dedicado a labores investigativas para “bajar” a los candidatos rivales que amenazaban a los suyos que carecían de los antecedentes que ameritaran su triunfo e las urnas. Realmente vergonzante.
Hoy comprobamos como en los municipios que se cambió al Alcalde, no se logra una marcha normal. Todos los funcionarios asustados, pues la mayoría son personas a contrata, esto es no son funcionarios de la planta municipal y pueden ser despedidos sin mayor expresión de causa.
Es necesario que hagamos un paréntesis en esta situación laboral. La condición a contrata, si bien está establecida en la legislación laboral, esta se encuentra perfectamente acotada en el tiempo de duración de los contratos, y el tipo de labor a desarrollar. Este modelo de contrato laboral es muy poco aceptado en la empresa privada por la Inspección del Trabajo y es causal de una gran cantidad de demandas ante los Tribunales, denunciadas por las Inspecciones del Trabajo. Sin embargo los municipios usan y abusan de estos contratos, sin el menor reparo de la autoridad pertinente y son los que producen las tembladeras en los funcionarios cada vez que hay cambio de Alcalde.
Retomando el tema. Los cambios que cada Alcalde nuevo introduce en su administración, los que no pueden ser rechazados a priori pues él debe ajustar la marcha y eficiencia de su municipio a su personal manera de emprender el manejo de su responsabilidad, significan traumas que dañan la administración. Más aún. Los Alcalde conforman un equipo de “su exclusiva confianza”, lo que si bien podría ser aceptado en una mínima expresión de dos o tres funcionarios, no es posible aceptarlo en la medida que genera daños por atrasos, malas interpretaciones en los ajustes funcionarios y por último – imposible negarlo – por la molestia que significa para un funcionario que desempeña adecuadamente sus funciones, ser reemplazado por “una persona de confianza del Alcalde”. Todos los funcionarios deben ser de confianza. Confianza en su honestidad funcionaria, confianza en el adecuado cumplimiento de sus obligaciones.
Por nuestras comunas debemos trabajar en nuestras Juntas de Vecinos, Centros de Padres, Agrupaciones de Pequeños Productores, y en cualquier otra agrupación comunitaria que nos permita escuchar y hacernos escuchar para que nuestras voces lleguen ordenada, adecuada y respetuosamente a los Alcaldes. Preocupémonos de la educación de nuestros hijos en forma perentoria y enérgica. Que la educación municipal sea la mejor de todas. Nuestros hijos la merecen. Preocupémonos de la atención hospitalaria. Que se optimicen los excelentes medios que se han puesto a disposición del sistema de salud en nuestra provincia por parte del Gobierno.
Que la inversión pública, especialmente el Plan Chiloé, sea coherente con las prioridades y necesidades. Que se aclare lo que aparece como un despilfarro incongruente al pretender construir un aeropuerto en Mocopulli a un costo de $ 24.000.000.000 en circunstancias que con una ínfima parte de ese monto se puede ampliar el excelente aeródromo Pupelde hoy ocupado como bodega de maquinaria municipal. Comprendemos las motivaciones políticas que se tengan para ese despilfarro, pero creo que los tiempos y las necesidades no están para que los politiqueros de siempre se den otro gustito con color electoral. Ya habíamos tocado el tema y nos quedamos esperando una aclaración técnica del encargado del Plan Chiloé, el prestigioso Arquitecto chilote Nelson González.
Muchas otras ideas pueden nacer de cada uno de nosotros para que nuestro país crezca y progrese en paz. Lo importante que esas ideas, las discutamos en familia, en comunidad, que pensemos a la luz de otras ideas para que tengamos muchos años nuevos en que nuestros hijos y nietos viven desarrollándose como personas sanas, justas, honestas, solidarias para que demuestren que ese niño que la tradición cristiana hizo nacer en Belén y predicó hasta su muerte que el Hombre de buena voluntad debe vivir en la tierra en paz, no se sacrificó en vano.

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