domingo, agosto 03, 2008

¿Estamos a Tiempo de Lograr los Cambios que Necestamos? El Insular 4 Agosto 08

¿Estamos aún a Tiempo de Lograr los Cambios?
Se tiende a confundir a los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial con sus miembros considerados individualmente.
Dadas las condiciones legales, el Poder Judicial como tal, puede determinar desaforar un Parlamentario, y, sometido a proceso, dictar sentencia condenatoria. Esto no significa dependencia alguna del Poder Legislativo del Poder Judicial. Es un Poder del Estado que, conforme a sus atribuciones, juzga a un miembro de otro Poder del Estado.
En otro acto constitucional, el Poder Legislativo acepta o rechaza un nombramiento de funcionario propuesto por el Ejecutivo para ejercer en el Judicial. El candidato propuesto es un simple funcionario del Estado que se enfrenta a un cargo de mayor responsabilidad, para lo cual, el Estado se toma el resguardo. A esta instancia el funcionario ha llegado por calificaciones que le han efectuado sus superiores únicamente, con todas las ventajas y desventajas que ese sistema cerrado involucra. Tenemos recuerdos de jueces mal calificados, solamente por emitir opiniones que no han sido del agrado de sus calificadores. Otros que han alcanzado – mediante excelentes calificaciones - a ser Ministros y que han debido ser expulsados por conductas impropias. Esta falencia del método es la que el Estado corrige con el sistema de quina, propuesta y aceptación o rechazo.
La crisis de moralidad que nos afecta, está permitiendo que el Poder Judicial, olvide que el sistema para acceder a Ministro de la Corte Suprema está contemplado en nuestro ordenamiento jurídico y que en el caso del señor Pfeiffer se ha cumplido absolutamente. Si así no fuera, correspondería se recurriera al Tribunal Constitucional y no a criticar las razones de lo resuelto por el Poder Legislativo.
Comprobamos que los actores políticos, siendo una mínima proporción de los votantes, manejan a su amaño las designaciones de candidatos. Esto no tendría mucha importancia si este manejo no se diera con tanta mezquindad, con tanta actitud confrontacional en lo negativo, con tanto acomodo de última hora sin respeto alguno por los principios éticos. No se presentan planes y proyectos de trabajo para el desarrollo comunal. Vaguedades y más vaguedades, sin argumentaciones sólidas de ejecución y financiamiento de iniciativas. Solo las virulentas críticas tratando de inculpar a los adversarios de todo lo imaginable. Son candidatos con un solo plan: destruir al oponente circunstancial.
Al parecer esto que hoy notamos con desazón y mucha preocupación, es de larga data. Leíamos recientemente una entrevista al ex alto funcionario del régimen de Pinochet, y desde hace años virulento articulista de El Mercurio, Alvaro Bardón quien respondía al periodista que preguntaba sobre la corrupción que ha aparecido en la UDI. Su respuesta es demostrativo que la inmoralidad no tiene banderas políticas y es de antiguo: “…Mira, seguro que si mantienes el tamaño del Estado como es acá y con las facultades que tienen los distintos jefes de reparticiones, tú ponis (sic) al Papa de Presidente y a la UDI de Ministros y se van a robar todo igual, porque es instintivo. Es el cajón abierto”. Se explaya sobre lo que él vio como funcionario del Banco Central en el Gobierno de Jorge Alessandri, “El Paleta”
¿Podemos lograr algo con esta moral que nos relata un testigo privilegiado, estaba en lo que siempre se ha propagado como un régimen austero y honrado? ¿Tendremos la certeza para señalar que tal o cual conglomerado, partido o facción es corrupto?
¿Qué podemos hacer si los candidatos que se nos presentan han sido nominados por estos grupos de gestión en base a descalificaciones y denuncias de malos manejos y demases?
¿Tendremos esperanzas de lograr algo si solo tres cadenas de farmacias controlan el 90 % del mercado? ¿Si dos empresas de generación eléctrica controlan el 80 % del mercado? Son solo cinco las AFP que controlan y manejan a su arbitrio el 90 % de los Fondos de Pensiones de todos los trabajadores chilenos, cuyos dineros – de los trabajadores - son más de CIENTO VEINTE MIL MILLONES DE DOLARES.
La semana recién pasada en la Cámara, dos Diputados presentaron un informe que indica diferencias de comisiones cobradas por los Bancos de hasta SETECIENTOS POR CIENTO. Esto explica que el Banco de Chile ganara entre Enero y Febrero la friolera de TRESCIENTOS OCHENTA Y CUATRO MIL QUINIENTOS MILLONES DE DOLARES. En el estudio citado, el Banco BCI figura con cobros que se ubican entre los más altos de la industria bancaria. Igualmente el BancoEstado realiza cobros que, por su infraestructura, no debiera cobrar, fuera de ser una empresa del Estado. Con seguridad este lapidario informe dormirá el sueño parlamentario de costumbre pues el esfuerzo de solo dos Diputados no alcanza para sacar al resto de los parlamentarios de sus preocupaciones mediáticas y de farándula y a nadie le importará un bledo lo que ocurra con los simples y sufridos clientes bancarios. Ni que pensar en una actuación de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras.
Si nos quedamos en solo saber estas realidades que tanto nos perjudican y no somos capaces de actuar para revertir esta subyugación a los poderes económicos políticos, podrá quedar demostrado que tenemos la situación que nos merecemos. No se necesitan las lastimeras, socorridas, mediáticas e inútiles medidas de fuerza física y matonesca. Necesitamos el poder de nuestra fuerza moral. El poder de nuestra inteligencia. A cada uno de nosotros se nos debe ocurrir algo positivo que nos permita lograr un Chile más humano, más respetuoso, más equitativo, en el que cada uno de nosotros cumpla sus obligaciones adecuadamente y exija con firmeza sus derechos. Pensemos…..y actuemos. Estamos a tiempo.

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