lunes, febrero 09, 2009

Alguien Podría Explicar el Plan Chiloé El Insular 2 Febrero 2009

¿Alguien podría explicar claramente que comprende el Plan Chiloé?

Cada vez va resultando más y más complicado conocer fehacientemente en que consiste el Plan Chiloé, el detalle de las obras a ejecutar, sus plazos, su estado actual, los cambios que ha experimentado y, finalmente cuál es la Autoridad responsable que puede y debe entregar estas informaciones a la comunidad.
Sabemos que el mentado Plan Chiloé se confeccionó – con seguridad con muy buena intención de compensar a los Isleños por la no construcción del reiteradamente ofrecido puente Chacao – por gentes de Santiago que deben haber considerado diversos proyectos e ideas que estaban durmiendo un olvidado sueño en algún escritorio capitalino. Igualmente es sabido que se confeccionó en tiempo record y, por último, que no existió mayor preocupación por integrar las opiniones de autoridades locales o grupos organizados y representativos de la base ciudadana.
Dada la importancia que el referido Plan tiene para la comunidad en relación con proyectos de todo tipo que sus integrantes deseen realizar, desde nuevos recorridos de movilización suburbana, construcción o instalación de industrias, hasta variados desarrollos turísticos, aparece como muy necesario que se disponga en los Municipios, Juntas de Vecinos, Organizaciones Gremiales, Cámaras de Comercio y de Turismo, Asociaciones de Productores Agrícolas, y en toda organización o entidad comunitaria, ejemplares oficiales del Plan Chiloé.
Consideramos que se deben establecer instancias para que las Autoridades Centrales - tan amigas de manifestar que “se debe escuchar al pueblo” - en las que la comunidad organizada, adecuadamente organizada y no montoneras de opinantes, puedan estar al tanto de la marcha del Plan, saber de los cambios de prioridades que se pudieran presentar, exponer iniciativas que tiendan a mejorar el plan original, en otras palabras mantener una relación fluida entre las autoridades responsables y los usuarios finales del proyecto, que somos todos nosotros.

Conectividad. ¿Qué hacer YA, AHORA?

Las Autoridades Centrales nunca deben olvidar que no se trata de un “gracioso regalo” o de una “especial preocupación por los chilotes”. No señores, Es solamente el entender que esta zona del país ha permanecida, por décadas, abandonada totalmente. Jamás existió preocupación alguna ante el aislamiento que representa el Canal de Chacao. Debió existir un esfuerzo por compensar el alto costo de su cruce que debe ser soportado a diario convirtiéndose en el más oneroso peaje de la Carretera Panamericana en Chile. CORFO y Transmarchilay debieron cumplir un rol bonificatorio y regulador a tan pesado costo para el desarrollo isleño. Pero nada de eso fue realizado.
Empresas privadas visualizaron un negocio en suplir esta necesidad isleña de transporte marítimo y, legítimamente, tal como ocurre con el transporte terrestre y aéreo, tanto en carga como en pasajeros, han arriesgado sus propios capitales para obtener las ganancias que se esperan en toda actividad comercial. Esto, en lo absoluto es criticable, en la medida que se preste un servicio seguro, adecuado a las necesidades, eficiente, responsable y, lo que es fundamental para la prestación de un servicio que cumple con una necesidad básica y fundamental para la vivencia y desarrollo de la Isla, que exista una concordancia entre las legítimas aspiraciones de ganancias y un costo que no sea una pesada carga para la Isla Grande. Si los costos de la operación para las empresas, más las ganancias que la inversión y riesgo ameritan, son de montos elevados y gravosos para el desarrollo de la Isla, es el Estado el que debe suplir esa brecha. Esto que no resiste la menor objeción, es avalado con los millones y millones de dólares que el Estado pone para subvencionar el transantiago.
La mitigación de este insostenible gravamen a nuestro desarrollo, debe hacerse YA. No estamos para escuchar las repetidas declaraciones de los candidatos que, muy sueltos de cuerpo y con fuertes palabras manifiestan que “el puente debe ser construido” “el puente es una absoluta necesidad” y bla…bla…bla. Curiosamente no fijan plazos, ni métodos de financiamiento. Puras palabras electoreras. Es el Estado el que AHORA debe subvencionar la pasada del canal Chacao, exigiendo una rápida y adecuada operación a los armadores que deseen prestar el servicio.
Somos majaderos en el YA, AHORA pues no perdemos de vista que si mañana se empezara a construir el puente Chacao, no lo estaríamos usando hasta siete u ocho años mas. Y todos esos años ¿qué?

¿En qué estamos, Doble Vía Chacao Ancud o By Pass?

Para comprobar el desconocimiento que tenemos del Plan Chiloé aparece la noticia de la construcción de un by pass en Ancud. Primeramente se dijo una doble vía Chacao Ancud, para después modificarla a doble vía en algunos tramos. Consultas a muchos chilotes nos han demostrado que nada sabemos que es lo que está en el Plan Chiloé.
Por otra parte, es sabido que los by pass son construcciones en las carreteras que, fundamentalmente, evitan la pasada de vehículos por ciudades que tienen las carreteras cruzando por dentro de ellas.
Son útiles y necesarios, como sucede en Castro, por ejemplo en donde hace muchos años se debió construir un by pass pues la carretera pasa por sus dos calles centrales, con todo el daño que ocasionan los camiones de gran tonelaje, las congestiones y pérdidas de tiempo – gasto innecesario de combustibles – y demás situaciones que entraban la expedición del flujo vehicular.
La pregunta es ¿Dónde entra la carretera a Ancud? ¿Los Ingenieros de Tránsito no son capaces de hacer una obra menos costosa, como tercera vías de salida e ingreso a baja velocidad? ¿No es posible que la ciudadanía sepa el detalle del proyecto, como se hizo cuando se presentó el proyecto para el nuevo puente sobre el Pudeto? Así se sabría el costo de las expropiaciones que se harían para este insólito by pass. ¿Tanto son los fondos con que cuenta el Plan Chiloé?

¿Cómo se justifica un nuevo aeródromo para la Isla?

La verdad que saber las cosas de “oídas” nos lleva de asombro en asombro. Cuando se habló de construir un nuevo aeródromo para la Isla, los que conocemos el tema aeronáutico, nos pareció un mal chiste, pues no somos mal pensados y descartamos un “negocito”. Todos sabemos que en los años cincuenta ya LAN Chile operaba con bimotores DC 3 (27 pasajeros más tripulación y carga) el aeropuerto Pupelde. Reiteramos, era aeropuerto pues contaba con los servicios necesarios para darle esa categoría. Cuenta con una excelente pista, en parte importante asfaltada, ampliable sin mayores restricciones, edificio terminal que incluye hasta espacio para casino, oficinas, torre de control y otras dependencias propias y adecuadas a su normal operación. Está a orillas de la carretera, a cinco minutos del centro de Ancud. A no más de veinticinco minutos de lo que demoraría desde Castro al aeródromo propuesto. Sin embargo, para ahorrar esos minutos en auto por carretera, se invertirían miles de millones de pesos en un nuevo aeródromo. Nuevamente nos preguntamos: ¿Tantos son los fondos con que cuenta el Plan Chiloé?
Creemos que es el momento que, ordenadamente, las organizaciones de base pidan, exijan el texto integro del Plan Chiloé, con sus plazos, razones de las obras, costos y prioridades. Lo que se haga con el Plan Chiloé, repetimos, no es una “aspirina”. Es lo que, como muy postergados chilenos exigimos. No queremos seguir viendo en la televisión a santiaguinos molestos porque el transantiago no pasa por la puerta de sus casa y esto costándole al Estado miles de millones de dólares. Debemos pensar en como logramos tener claridad en lo que se está haciendo CON NUESTROS IMPUESTOS. Conversar, intercambiar opiniones, preguntar, informarnos donde corresponde. Participando en nuestras instancias comunitarias. Teniendo especial atención con los candidatos, en lo que nos ofrecen en estas épocas de elecciones. Qué nos digan que han hecho para que el Plan Chiloé sea más eficiente. Como se han preocupado que los plazos se cumplan. Que han opinado de las obras propuestas. Nada de nuevas promesas. Obras son amores y no buenas razones.
Tenemos la obligación de preocuparnos pues es nuestro destino y el de nuestros hijos lo que está en juego. Conversemos con nuestras familias, con los vecinos, los compañeros de trabajo. Hagamos un gran esfuerzo comunitario para que el futuro sea construido por nosotros mismos.

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