lunes, abril 20, 2009

Somos Nosotros, Unicamente los Responsables. El Insular Abril 20/2009

Cada día se nos hace más complicado y difícil el cumplir con nuestra obligación ciudadana de lograr una sociedad en la que podamos vivir con tranquilidad, desarrollarnos adecuadamente y llegar al final de las metas que nos vamos trazando para nuestras vidas y las de nuestras familias.
Todo parece estar en contra. Nuestras situaciones laborales están en permanente riesgo. Ya no basta el cumplir adecuadamente y lealmente nuestras funciones en la empresa privada. No. Hoy en día dependemos, ya no de la capacidad de manejo y habilidad de nuestros empleadores, sino también de situaciones externas que influyen en que las actividades sean afectadas fuertemente, y que generan aprovechamientos de aquellos que, en cada situación ven la posibilidad de lograr mayores ganancias a costa de los trabajadores.
Cotidianamente comprobamos como el empresariado – aquel irresponsable – clama en todos los tonos ayuda para salir de la “crisis” la que debe traducirse, según sus pedidas, en mayor “flexibilidad laboral” – léase despedir sin mayores responsabilidades, pagar menores sueldos a menores y jóvenes, mayores restricciones a la actividad sindical, etc.
Otros empresarios, especialmente quienes siempre han cantado loas al libre mercado del sistema neoliberal, a la no intervención del Estado, hoy salen corriendo ante Papá Fisco solicitando apoyo directo en dinero – como los Bancos y los salmoneros – intervención en los precios, manejo del dólar (depreciando nuestro peso) como los exportadores, todos pidiendo rebajas tributarias (Chile es uno de los países con menor tributación para las empresas y empresarios en el mundo), en fin, todo aquello que es la negación misma del sistema que tanto defendieron y defienden para, curiosamente, evitar la intervención del Estado.
Igualmente los empleados funcionarios públicos, comprueban condiciones cada vez peores para desempeñar adecuadamente sus funciones. Los funcionarios de las municipalidades, viven la constante zozobra de ser, en su gran mayoría, contratados fuera de las plantas – a contrata – y por lo tanto, dependientes única y exclusivamente de la disposición, genio, ánimo y color político del Alcalde de turno. Esta modalidad “a contrata” u honorarios, es algo que la Propia Inspección del Trabajo se niega a aceptar, generalmente, a las empresas privadas, justamente por el abuso que este sistema conlleva al ser empleado inescrupulosamente por aquellos malos empleadores. Conocemos el caso de los Profesores de la enseñanza municipalizada. Estos profesionales que necesitan de una tranquilidad de vida adecuada – basada principalmente en su estabilidad laboral – están sujetos a las determinaciones que tomen los manejadores de los burocráticos e ineficientes entes llamadas Corporaciones Municipales. Como estos manejadores son nombrados por sus colores políticos, fácil es de prever las zozobras de los profesores, pues ahora no solo rige el partido político dominante y su rivalidad con el partido político opositor. No señores. Ahora las peleas y conventilleos se dan también entre los miembros de las mismas coaliciones políticas, sus grupos, pintas, colores y un largo etc. Y los Profesores como el jamón del sándwich. Y esto se repite entre todos los funcionarios municipales. Incertidumbres y seguridades dependiendo no de sus capacidades y cumplimiento correcto de sus obligaciones, sino de la calidad y duración del “pituto” logrado.
Imposible que en estas situaciones, los jefes de familia que son los responsables de estas, puedan dedicar un tiempo a pensar, conversar, intercambiar opiniones para ver el camino que les permita el goce de una sociedad mejor.

Nuestra Culpas

Nuestro sistema democrático, a pesar de todo lo mejor que podemos tener, está basado en nuestra participación como ciudadano en los nombramientos de las autoridades que son elegibles con nuestros votos, Presidente de la República, Senadores, Diputados, Alcaldes y Concejales. Solo nosotros debemos ser los responsables de que esas autoridades ocupen esos cargos. Por lo tanto no deberíamos lamentarnos y deberíamos asumir nuestra responsabilidad.
¿Qué sucede entonces? Si partimos por los gobiernos municipales, tal vez lo de mayor importancia, nos encontramos que para las votaciones de Alcaldes y Concejales, nos dejamos llevar, lamentablemente, no por la lógica de elegir a quien estimemos el más capacitado, el de mayor espertice, al que le conozcamos sus acciones y sus labores comunales. No. Votamos por aquel que nos seduce con su verborrea, que llega a nuestras sedes comunitarios, con empanadas, planchas de zinc y sus ofertones para arreglarnos la cancha de fútbol y pasar la máquina por nuestros caminos. También a quien, en la sede del partido político, nos ofrece un puesto en la municipalidad, un traslado para cumplir funciones con mejor renta, un contrato como contratista para los servicios municipales. Esa y no otra es la pobre realidad moral con la que participamos en las votaciones municipales. Esto solo podrá mejorar cuando nos demos cuenta que por ese camino nunca nuestras comunas progresarán. Solo presenciaremos denuncias, peleas y demases. Debemos pensar en esto cada vez que nos corresponda determinar que es lo que realmente queremos. Para eso debemos partir por votar teniendo muy presenta nuestra propia moralidad.
Con los parlamentarios ocurre algo muy similar. Muchas veces nuestras afinidades políticas – no necesariamente por pertenecer a un partido, lo que es muy legítimo – nos lleva a votar por un candidato, olvidando su pasado, ya sea como parlamentario o como ciudadano si no la ha sido. En nuestra región y provincia tenemos clarísimos ejemplos que demuestran nuestros tremendos y dañinos errores que hemos cometido con nuestros votos. Inoperancia total. Ninguno se salva, de ningún lado. Más de alguien dirá “pero A MI me ayudó en tal o cual cosa”. Lamentablemente no se trata de esos “favores” que siempre estos caballeros están entregando para permanecer vigentes y tener personas que comenten aquello. Necesitamos su preocupación por los grandes problemas de nuestra región y de nuestra provincia. No necesitamos más verlos haciendo denuncias de esto y aquello que a nada conducen. Si perciben una falta, simplemente hagan las denuncias pertinentes y punto. No se aparezcan a diario contando como van “sus preocupadas” denuncias. Necesitamos acciones, no palabras.
Pero no olvidemos que nosotros hemos sido quienes los elegimos. Insistimos. No cometamos esa inmoralidad de votar por quien nos puede prestar un apoyo personal, dar una recomendación para una pega, hablar con tal o cual para un traslado, etc. Pensemos que tenemos una moral, una ética. Que en cada votación comprometemos el futuro de nuestras familias. No importa que un candidato que cumpla con lo que nosotros esperamos de un futuro parlamentario porque conocemos su trayectoria, lo hemos visto siempre actuando a favor de la comunidad – en forma real y no para la tele -, que cumpla con esto, decíamos, sea de otra idea política. No. Es importante sí, saber si esa persona también actuará como nosotros, sin importar el color político.
Por ser demasiado contingente, dejaremos para otra oportunidad referirnos a la elección de Presidente.
No se puede trabajar en desarrollar una sociedad mejor si no somos nosotros mismos los arquitectos de nuestro propio destino. Si no actuamos con honradez. Pero, como ya le expresamos, es muy complicado pensar en el futuro cuando el presente es incierto. Cuando los ejemplos que recibimos de autoridades, parlamentarios, grandes grupos de poder, son tan negativos e incluso delictuales. Nadie se salva. La justicia usa distintas varas para juzgar. Las FarMafias nos han esquilmado groseramente y recibirán una multa que es una mínima parte de lo que nos estafaron con su colusión. Parlamentarios, autoridades y muy nombrados empresarios son partes de estas FarMafias.
¿Cómo pensar en el futuro si no sabemos donde nos llevarán estos sinvergüenzas de todas las pintas y colores?
Dentro de tanta podredumbre moral, sintámonos capaces de hacer el gran esfuerzo para poder mirar a los ojos a nuestros hijos. Seamos capaces de exponer con claridad y conocimientos nuestros argumentos para poder descalificar justificadamente a quienes nos estafan, engañan, y juegan con nuestras posibilidades de progreso. No aceptemos que se encumbren los que han defraudado la confianza pública. Nosotros somos los únicos que podemos hacerlo. Tengamos fe y confianza que somos capaces. Que no nos tienten con limosnas comprometedoras. Que no compren nuestra conciencia con promesas de pitutos. Sí. Somos capaces porque somos seres pensantes y responsables ante nuestras familias. Saldremos adelante.

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