miércoles, enero 21, 2009

El Productor Lechero ¿Condenado a Desaparecer? El Insular 19 Enero 09

La nueva baja en el precio de compra de la leche determinado por las Plantas Lecheras y la negativa de INDAP de bonificar la fertilización con roca fosfórica, obligando a hacerlo con superfosfato, parece ser que son las gotas que están llevando el vaso del aguante al rebalse.
Ya lo hemos dicho en otras oportunidades: serios estudios señalan que no es posible hacer rentable producciones lecheras con menos de 300 vacas. Considerando que en la Isla no existen productores de esa envergadura y, por el contrario todos son, desde muy pequeños a medianos productores se debe concluir que los días de los productores lecheros chilotes están contados.

O se acepta la pauta de pagos que fijan las plantas, o se pierde la leche.

Las plantas procesadoras, se sienten las manejadoras del mango del sartén para la compra de leche a los pequeños y medianos productores, ya que los grandes productores negocian agrupados y directamente. Sin duda alguna que la las vacas deben ser ordeñadas diariamente y su leche, de fácil descomposición, debe ser entregada obligatoriamente a diario, o en caso de manejarse estanques enfriadores, dentro de dos o tras días la producción total. No hay alternativa. O entrego la leche a la planta o la pierdo.
Esa situación sin alternativa es aprovechada por las plantas que fijan el precio a su solo arbitrio, al igual que establecen sus condiciones las que las pueden cambiar a su entera voluntad. El productor debe aceptar o retirarse. Lógicamente que las pautas de pago no establecen absolutamente ningún tipo de obligación de parte de las plantas. Nada de periodos o fechas de pago, que pasa si se atrasan en las cancelaciones, posibilidad de recupero de leches ácidas, etc.

¿Qué puede hacer el pequeño productor ante el irrisorio precio de la leche en planta?

Sabido es que la optimización de los resultados económicos de cualquier explotación ya sea comercial, agrícola o industrial, pasa por mejores precios de venta y/o menores costos de producción. Cuando el mercado va a la baja, menores precios de venta, el empresario trata de optimizar sus costos de producción. El productor lechero, especialmente el pequeño y el mediano, tienen un muy pequeño, casi nulo, margen de maniobras para bajar sus costos. No fija los precios de compra de concentrados, semillas, productos veterinarios, detergentes y desinfectantes, electricidad, fertilización de praderas e incluso los salarios del o los trabajadores dependen del mercado laboral.
Cualquier mejora en la eficiencia productiva, necesariamente le significará inversiones, ejemplo: por la genética del plantel, mediante compra de vaquillas o vacas, inseminación o cruza. No tiene otra posibilidad cuando su lechada la mantiene ajustada a normas de cuidado y sanidad.

Y las plantas ¿Tienen alternativas si se deprime el mercado?

No sucede lo mismo con las plantas procesadoras. Para empezar tienen variadas alternativas de producción, desde leche fresca a productos con componentes médicos para dietas y cuidados físicos, pasando por leche larga vida, leche con sabores, leche en polvo, variedades de yogures, diversos tipos de quesos, mantequillas, fabricación de suero en polvo,etc. Fuera de esto, aunque se trate de productos perecibles, pueden ser mantenidos por largo tiempo en las condiciones adecuadas en plantas o puntos de venta. Una buena política de análisis de mercado les permite variar su producción, aunque sea parte de ella, para optimizar sus ingresos.
Igualmente tienen la posibilidad de utilizar stocks de productos – cuando el precio de mercado es bajo – como garantías por créditos bancarios (warants). La optimización de procesos productivos, del aparato administrativo, la más plena utilización de la capacidad de la planta captando más productores, especialmente cuando las condiciones les son favorables, como por ejemplo, al no seguir la corriente de la baja esquilmadora de los precios pagados a productores que desarrollan – coincidentemente – todas las grandes plantas en verano. Esto le asegura una mejor recepción en época de invierno y permite mantener ocupada una mayor parte de la capacidad instalada con la consiguiente baja en los costos de producción. Sin embargo, las plantas toman el camino fácil y de circunstancial ganancia, disminuyendo el precio de compra de su principal y básico insumo, la leche, contribuyendo fuertemente al término de la actividad productora lechera.

Para mejorar la calidad de la leche, hay que mejorar las praderas. Hoy ¿Se puede fertilizar?

Anteriormente lo habíamos comentado. Hoy está demostrado que los precios de los fertilizantes, especialmente los importados como el superfosfato, subieron sus precios en forma ilógica. Esto se ha comprobado por la importación realizada directamente por un grupo de agricultores que compraron a un precio CUARENTA POR CIENTO MAS BARATO. Conviene recordar que el alza de estos productos importados, se realizó cuando el dólar estaba a poco más de cuatrocientos pesos. Sacar las cuentas e indignarse es lo que sucede ante tamaño aprovechamiento del pequeño productor.

Y el mentado apoyo estatal ¿Qué?

Es más incomprensible aún la actitud de INDAP, comentada inicialmente, cuando el efecto de la roca fosfórica es superior en el largo plazo al del superfosfato y, a mayor abundamiento, las condiciones químicas del suelo chilote y las experiencias realizadas demuestran la real conveniencia de aplicar roca que tiene un valor significativamente menor al superfosfato. Se pueden agregar, como otro valioso y muy importante argumento a favor de la roca, que permite los cultivos y, por ende, producción lechera orgánicos, esto es sin productos químicos artificiales. Sabido es que nuestra Isla es un lugar casi único en Chile para establecer producciones netamente orgánicas, las que tienen un mucho mayor precio en los mercados nacionales y extranjeros.
La justificación que entrega INDAP resulta casi insólita. Argumentan que no existen métodos para medir las mejoras que produce la roca fosfórica. Si INDAP carece de la metodología para efectuar estas mediciones comprobatorias del efecto de la roca, estaría hablando muy mal de su falta de adecuación y previsión para permitir el uso de un fertilizante de tantas ventajas y de un costo bajo.

¿Alguna esperanza, o simplemente no habrá capacidad económica para fertilizar?

Consideramos que esta extraña e insólita situación, debe ser revertida a la brevedad por parte de las autoridades del Ministerio de Agricultura y de INDAP, especialmente dada que la opinión pública se encuentra muy sensible y predispuesta a pensar en concomitancias para protección de determinadas actividades comerciales, lo que, conociendo la dedicación y el profesionalismos de los funcionarios que trabajan directamente con los pequeños y medianos productores agropecuarios, no nos resulta admisible. Pero la mujer del Cesar no solo debe ser honrada, sino parecerlo.
Si se aumenta el monto de la bonificación para fertilizaciones con superfosfato, resultará una solución costosa para el Estado y que beneficiará solamente a quienes importan y venden el superfosfato a precios irreales.
Es urgente una solución a este problema pues la gran mayoría de pequeños agricultores que han postulado a bonificación para fertilización, no lo harán por el altísimo costo que ello implica, más aún, con un precio de la leche que no cubre los trabajos de mejora de empastadas con ningún tipo de fertilizante y si los productores llegan a fertilizar lo hacen única y exclusivamente para no degradar sus campos, porque esto sería una perdida irreparable, habida consideración de la regular calidad de los suelos chilotes.

Seguiremos estando "más o menos" o "mal" El Insular 12 Enero 09

¿Continuaremos estando “más o menos”?
Sin duda que hay situaciones que nos afectan seriamente. Los males de salud son delicados y merecen nuestra preocupación. El costo de las Universidades para nuestros hijos nos resta una parte muy importante de los ingresos o simplemente no podemos pagarlo. Lo que producimos tiene cada vez menor valor, pero lo que necesitamos, tanto para producir como para nuestras subsistencias nos cuesta día a día más caro.
Sobre esto último queremos detenernos. Cuando llevamos papas de nuestra producción al comerciante, este nos fija el precio el que siempre es menor al esperado, por lo que gastamos en producirlas. El se justifica con “es que la situación está muy mala”. Sin embargo quienes entran al local se encuentran que el almud de esas mismas papas, cuestan más que el año pasado. Lo mismo sucede con los quesos, huevos, verduras y, en general, con todos los productos que se comercializan por pequeños productores. Caso insólito es el de la leche. Las plantas pagan cada vez menos, pero en los supermercados los quesos, la mantequilla, los yogures, los helados, valen cada día más. Y que decir de las carnes.
Por otra parte se nos pregona con bombos y platillos que estas son las reglas del juego del libre mercado. No olvidemos que el libre mercado es parte importante del modelo económico opuesto al sistema estatista de regulación de precios y de control de los mercados; protección, preocupación y fomento del Estado para los núcleos de producción, en general control sobre las variables económicas Sin duda cada sistema tiene sus ventajas y desventajas y los chilenos somos totalmente libres para propiciar y defender uno u otro. Lo que al simple ciudadano molesta es cuando los grandes poderes políticos y económicos tratan de aprovechar las ventajas del sistema al cual se oponen fieramente y con amenazas de catástrofes sociales. Cercana tenemos la campaña que realizaron los exportadores de fruta para que el Estado interviniera subiendo el precio real que tenía el dólar en relación a nuestro bien valorado peso. El movimiento encabezado por el presidente de los exportadores de frutas (no productores) que es, a la vez un importante responsable de las finanzas del grupo católico Opus Dei, sin el más mínimo pudor cristiano, hacía llegar su poderosa voz diciendo que si el Gobierno no intervenía en la fijación del precio del dólar (política básica en una economía estatista) se produciría un desastre en la actividad frutera chilena con miles y miles de cesantes, reiterando la monserga clásica de los poderes económicos ante cada medida que les pueda disminuir sus ganancias. Paradojalmente, los productores de fruta, por existir un valor real del dólar, podían adquirir sus maquinarias, vehículos y equipos, como también todos los productos fitosanitarios y de fertilización, cancelado menos pesos por cada dólar de costo. Esto no les importaba a los exportadores que son meros compradores – vendedores de la fruta.
Los exportadores argumentaban que recibían menos pesos por dólar en sus ventas. Esto sin duda era efectivo, pero nunca se atrevieron a demostrar qué porcentaje de los costos de producción se cancelaban en pesos o que no tenían relación alguna con el dólar.
Solamente pensando en el precio de los combustibles, se puede cuantificar el beneficio que significó para todos los chilenos el tener un dólar real bajo cuando el precio internacional del barril de petróleo andaba por las nubes y sin capacidad de controlarlo de parte del Gobierno. Hoy, por las presiones de los exportadores, no podemos llegar a un valor inferior a $ 300 por litro de petróleo, pues la baja internacional es absorbida por el mayor precio del dólar que benefició a los exportadores. Otro ítem que incide mayoritariamente en los costos de la exportación son los fletes, seguros y bodegajes en los puertos de destino. Todo pagado en dólares, lo que significaba una baja en dichos costos al mantenerse el dólar en su valor real. Los exportadores presionadores obtienen, sin mayores riesgos, sus ingresos de sobreprecios y/o comisiones. Los pequeños y medianos productores nuevamente perjudicados por la presión de los grandes poderes económicos y la tolerancia cómplice de un Gobierno obsecuente.

¿Y los pequeños y medianos productores lecheros?
Sufriendo las consecuencias de estar amarrados y obligados a entregar a plantas, casi en su totalidad en manos y/o en acuerdos comerciales con grupos internacionales. Curiosamente las plantas lecheras argumentan, para bajar a niveles extremos el valor de compra de la leche, que están ellos sujetos a parámetros internacionales, siendo el principal, el precio de la leche en polvo el cual muestra una baja en esos mercados. Lo que no resulta claro es que las grandes plantas lecheras son las principales compradoras de la leche en polvo importada, la que usan para recomponerla y emplearla en la fabricación de productos lácteos y, por lo tanto si baja el precio internacional de la leche en polvo disminuyen sus costos de producción. Por otra parte es de muy fácil comprobación que helados, quesos, mantequillas y las leches, en todos sus tipos y formas, han mantenido o subido sus precios a público. Volvemos a preguntar: si las plantas usan leche en polvo importada que ha bajado su valor, si sus precios de venta suben ¿cuál es la razón para bajar el precio de compra al pequeño y mediano productor?
Algunas estadísticas señalan una mantención y – en algunos casos – una leve baja en algunos rubros, en las ventas de supermercados. Es lógico que si se amenaza todos los días que la situación económica se viene complicada, si los sueldos no se reajustan adecuadamente y se atemoriza al trabajador (consumidor) con despidos, este consumidor evitará comprar aquellos productos que suben de precio y que la “crisis” curiosamente no los hace bajar. ¿Les afecta a los supermercados estas leves bajas en las ventas de algunos productos? No, simplemente porque venden algo menos, pero con márgenes superiores y, peor aún, les da nuevos argumentos para disminuir personal y pagar menos por los productos que revenden.
Las plantas lecheras son planificadas para elaborar sus productos considerando una capacidad de proceso de leche, que permita una legítima utilidad y se cumpla el proyecto de tener un negocio rentable. Dentro de estos proyectos, se considera una capacidad “piso” - que señala un ingreso mínimo de leche a proceso- que permite absorber solo los costos que la planta demanda, sin margen de utilidad. Si la planta recibe más leche que ese valor “piso” - que es lo comercialmente deseado - se empiezan a generar las esperadas utilidades en cantidades casi directamente proporcionales al mayor ingreso, hasta llegar al límite de la determinada “capacidad máxima” de procesamiento, todo esto en un período de tiempo establecido. Esto tiene especial relevancia para aquellas plantas medianas que son afectadas por bajas estacionales de leche y que las llevan a operar bajo el “piso”, perdiendo dinero, y que están obligadas a recuperarse tratando de lograr una mayor recepción de leche. Preocupa cuando las plantas, por políticas de administración, no se esmeran en conservar o atraer nuevos proveedores en circunstancias que poseen una capacidad instalada sub utilizada. Esto es una política sumamente riesgosa, pues la carencia de proveedores no es algo que se pueda revertir en el corto plazo, en forma especial proveedores con producciones de leche de buena calidad.
Sin duda alguna que muchos tienen razón cuando responden que les va “más o menos” o “mal”. Esos muchos incluyen a los trabajadores que se sienten permanentemente amenazados por los despidos, a los pequeños y medianos productores agrícolas y a todos aquellos que viven la incertidumbre de no comprobar medidas y acciones gubernamentales que signifiquen reales apoyos tranquilizadores, como los que recibieron los exportadores de fruta, los salmoneros, los transportistas (que aun no bajan las tarifas pese a le tremenda caída del precio de los combustibles) los grandes bancos, las empresas distribuidoras de insumos agrícolas a las cuales el Gobiernos les avala y financia los créditos preferenciales para los agricultores, y, para que seguir si todos conocemos en donde se ponen los recursos y quienes realmente sufren la tan mentada crisis mundial.
Ahora bien. La tasa de interés que fija el Banco Central y que tanto preocupa, sin que realmente se conozca cual es su efecto, no es ni ha sido jamás una tasa obligatoria para recargar los créditos a los deudores bancarios, hipotecarios o de casas comerciales. Solo señala un guarismo que los bancos pueden usar para sus captaciones. Se eleva al estimarse un alza fuerte de la inflación y como medida para recoger dinero circulante Se puede aplicar, a los préstamos, el porcentaje de interés que cada cual estime adecuado a sus conveniencias, sin que esto permita caer en intereses considerados como usura. Por ejemplo si las groseras utilidades obtenidas por los bancos, más los miles de millones de dólares que les puso el Estado, hubieran sido derivadas, en parte, para mantener una tasa baja de interés por los préstamos, lo podrían haber hecho sin absolutamente ningún problema y así habrían ayudado real y lealmente a salir de esta crisis que nos afecta de rebote, pero que algunos tratan de aprovechar en directo perjuicio del país. A no olvidar: que los bancos recibieron del Estado miles y miles de millones de dólares para que esta crisis internacional no los fuera a “incomodar” y disminuyeran sus fabulosas utilidades que, mensualmente, son públicamente informadas por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras.
Como tratamos de ser ecuánimes en nuestros planteamientos, es bueno sepamos que, por ejemplo, la AFP Provida despide cientos de trabajadores alegando la “crisis”, en circunstancias que acaba de obtener más de VEINTIOCHO MIL MILLONES DE PESOS DE UTILIDAD (¿)
Insistimos. Pensemos en lo que debemos hacer, concordemos con nuestras familias, en nuestras Juntas de Vecinos, en los sindicatos, en los clubes deportivos. No nos dejemos vencer pues si no se logra un sano, constructivo y eficiente actuar continuaremos por muchos años repitiendo que nos va “más o menos” o “mal”

miércoles, enero 14, 2009

Superintendenta recomienda no jubilar (¿)

Resulta realmente increíble leer las recomendaciones para que las personas que durante décadas han trabajado y pagado con una importante proporción de sus remuneraciones para acogerse a un merecido y necesario descanso, deban posponer esta ansiada determinación. Esto es, justamente, solicitar que se siga entregando miles de millones de pesos mensualmente para que sean utilizados en los nuevos casinos que son las bolsas de comercio en donde se juegan los dineros de todos los trabajadores por parte de estos siniestros timberos que jamás han dejado de percibir suculentas utilidades.
Continuar insistiendo en que las enormes pérdidas que las AFP han ocasionado a los trabajadores serán recuperadas en el largo plazo, es una mentira del porte de un buque. Las pérdidas sufridas NO SE RECUPERARÁN JAMAS, por una cuestión de simple y lógica aritmética. Si hoy tengo mil y pierdo un 30 %, quedo con setecientos. Si MAÑANA gano el mismo 30%, quedo con solo novecientos diez. Siempre que gane lo haré sobre un monto inferior al que tenía antes de hacer la pérdida.
Cada vez que usted pierda, esa pérdida es irrecuperable. Podrá usted incrementar su capital cada vez que la ruleta le favorezca, pero lo que perdió no tiene recupero, pues sus nuevos cálculos los debe hacer desde ese instante, con el monto resultante de su capital menos lo perdido. No recuperará la pérdida. Podrá después de años, volver a tener el capital que mantenía al momento de perder, pero JAMAS recuperará lo perdido
Muchos se preguntan ¿Dónde están los VEINTICINCO MIL MILLONES DE DOLARES de los trabajadores que las administradoras sencillamente perdieron por no saber administrar? Simplemente en los bolsillos de quienes especulan o – como se ha visto mucho en Chile – los que tienen información privilegiada. Estos personajes – uno muy conocido y con insólitas aspiraciones, insólitas por la ética del aspirante – prefieren pagar fuertes multas, cuando son sorprendidos, pues en caso contrario pueden ir la cárcel si las acciones negociadas con información privilegiada, se transan en la Bolsa de Nueva York, como lo son las acciones de Lan, por ejemplo.
Por otra parte no se debe olvidar que los dineros son convertidos en acciones y bonos, simples apuestas a la ruleta que, como se ha comprobado, ahora dolorosamente, pueden llevar a la pérdida de parte importante de los fondos destinados a las jubilaciones y que son dineros aportados mensual y directamente por los trabajadores. Si las acciones o los bonos aumentan su valor en el mercado, los fondos previsionales se incrementan y deben incrementarse siempre para poder responder en el momento de jubilar. Lo satánico es que estos fondos son INDIVIDUALES, NO SOLIDARIOS lo que resulta que las pérdidas por mala administración de las Administradoras –AFP – las asume cada trabajador pudiendo a llegar a la pérdida total de los fondos tan sacrificadamente ahorrados. En ese caso acude Moya, perdón el Estado y le entrega una pensión mínima. Las AFP, en estos casos: “muy bien, gracias”. Podrán decir: “disculpe señor trabajador, nos equivocamos, hicimos mal las apuestas en la timba y perdimos toda su platita” y punto. Pero las AFP nunca pierden. Ellos cobran su comisión sobre lo que el trabajador mensualmente entrega. Para muestra un botón La AFP Provida ha anunciado el despido de cientos de sus trabajadores “por la crisis que afecta al país “, sin embargo ha obtenido una utilidad de MAS DE VEINTIOCHO MIL MILLONES DE PESOS.
Esa es la realidad. Es por esto que parece una tremenda burla, casi kafkaiana, que la Superintendente aconseje postergar la jubilación, hasta que tenga más fondo fondos que serán “administrados” por los mismos que hicieron la fantástica pérdida de los dineros previsionales de los trabajadores.
Simplemente corresponde que el Gobierno asuma la responsabilidad de haber continuado con este fatídico invento del otro Piñera, José en tiempos de Pinochet, y haber reaccionado como ya lo hizo Argentina, mandando a estos timberos de pacotilla, pero que han logrado la opulencia, a reponer las pérdidas.